jueves, 10 de junio de 2010

Sol

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Soledad parece a veces una palabra fea, cuando esa soledad viene de dentro de uno mismo, cuando equivale a vacio, a tristeza, a falta de esperanza. ¿A cuantas personas no les gusta estar solas? y muchas veces aunque la compañía no sea la optima o la deseada, prefieren estar con alguien con quien en realidad no quieren estar, con tal de no estar solos.

Hoy quiero referirme a esa otra soledad, a la que es tranquila y dulce a esa soledad matutina, de los chicos en la escuela y el marido en el trabajo, cuando la casa se calla, el televisor se apaga y solo se escucha suavemente "para Elisa" acompañado del motor de la lavadora y una taza de café, de esa soledad sin libro y sin teléfonos, cuando el pensamiento es la única voz que atiendes y que te sirve para darte cuenta de lo afortunado que eres por estar vivo y respirar sin ayuda, de esa soledad que te guiña un ojo desde las fotos de la sala.

Cuando me separe de mi primer pareja venia dos o tres veces por semana por la Pollita para llevarla a pasear, la soledad además de tranquila y dulce también se volvió libre y recuerdo ahora con nostalgia esas tardes, una copa de vino, mucho silencio, y la cabeza llena de preguntas sin respuesta y respuestas sin pregunta. El silencio dentro de la casa, mientras llega el rumor de afuera, el sonido de la vida que fluye, los buenos actos que dan tranquilidad, y el jamas arrepentirse de nada, las cosas malas se sacuden y seguir adelante, siempre con la consigna de querer mas de ser mas y mejor.

Tiempo después me pidió dejara ir con el a Vancouver y mi pequeña Pollita de tan solo 10 años, cuando pasaron a la sala de abordar, mi hija me dejo irremediable y contundentemente sola por dos semanas, al principio me dio miedo que el cabron no me la devolviera, pero ser una mujer soltera, sin compromisos, sin hija, por dos semanas me quitaron el susto y disfrute mi soledad y tambien de mi soltería como ninguna otra vez en mi vida.

Ahora a mis 42 años, tengo poco tiempo para estar sola, pero cuando ese momento se da lo agradezco infinitamente, pues es el momento de cargar pila, de acomodar los sentimientos y por que no también los pocos rencores, en soledad se puede dar dimensión real a los problemas y enojos y ver que no son tan graves como los vemos cuando estamos tristes o enojados, y que las cosas buenas siempre son superiores por mas sencillas que sean.

Así que la próxima vez que estén solos, no corran al teléfono a llamar a cualquier amigo, para que los invite a cualquier fiesta, en cualquier antro, mejor dense un tiempo y mediten con quien realmente disfrutarían estar, y en que fiesta estarían mas divertidos, si van a invertir su tiempo que sea con alguien que los haga sentir muy bien y a veces ese alguien es uno mismo