jueves, 25 de agosto de 2011


Sinonimia segunda mitad

Como al experimentar la creación de una pintura, la vida, se puede decir, la vamos dibujando poco a poco.

Teniendo las ideas y pensamientos como procedencia y considerando las pinceladas que demos, formaremos una composición colmada de particularidades.

Los primeros trazos probablemente sean repentinos, imprecisos o hasta confusos. Sin embargo éstas desprevenidas y despistadas líneas asentaran el concepto inicial, y proveerán a nuestra obra de una figura que, con el paso del tiempo, podremos hacer más evidente, e incluso alterar su noción si así se propone.

Una vez ocupado el espacio de nuestro cuadro (o al menos aquellos sitios que hayamos podido señalar) dispondremos de precisar el boceto. Esto lo alcanzaremos exclusivamente con la habilidad requerida, por nosotros mismos, para delimitar cada distinción en cada peculiaridad, y con la finalidad de hallarnos complacidos o a gusto con el resultado.

En ese proceso iremos descubriendo los aditamentos a aquellas áreas todavía inconclusas y, aunque persistirán ciertos espacios sin trabajar, podremos disfrutar de una pieza igualmente rebosante.

Si gustamos de elaborar nuestro arreglo con colores (y es algo que personalmente aconsejo) habríamos de considerar nuestros tintes tiempo atrás. Lo que nos llevará a examinar y seleccionarlos nuevamente, aplicándolos esta vez generosamente en el retrato. Aún más, si lo deseamos, suministraremos enteramente el lienzo con pigmentos pues son lo único que podrá, sin estructurar ni concretar una efigie, cubrir enteramente los albos emplazamientos del zócalo.

Ahora que trabajamos en nuestro producto con el matiz y un perfil más establecido, nos daremos cuenta (seguramente esto ya ocurrió anteriormente) que se le empiezan a adjudicar significados, algunos evidentes, otros tantos inciertos, y en su gran mayoría relativos, sometidos a la interpretación del autor y terceras personas.

Para concluir esta nuestra ilustración, y mi muy sencilla analogía, nos hacen falta dos etapas.

La penúltima de estas converge en los detalles, que iniciaremos cuando nos supongamos competentes. Detallar será admisible por medio del aprendizaje que a su vez se adquiere gracias a, por ejemplo, la observación. Y de la experiencia, que dejare a su juicio pues sería redundar sobradamente.

Habremos de tener suma diligencia con estos denominados detalles, ya que son considerados circunstancias secundarias, contribuciones que, irónicamente, determinan el conjunto.

El siguiente y último ciclo radica simplemente en concientizarnos a que continuamente será permisible y en ocasiones imperioso sobreponer algún esbozo, gradación o acervo en pos de enriquecer, medrar, o en general, mejorar nuestra composición.

fuente: http://aiminonis.blogspot.com/

Gracias Gustavo


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