viernes, 2 de diciembre de 2011

UN SABOR DE MIEDO

Yo tenía como 13 años iba en la secundaria, en esa época vivíamos por el norte de la ciudad por la Calzada Vallejo, la casa era chica pero había un patio bastante grande, mi papá había hecho un cuartito y lo techo con laminas de metal, se usaba para guardar la herramienta y esas cosas que siempre se van acumulando, y mi querido hermano lo usaba como su “guarida”, ¡pobre de aquella hermana que se atreviera a meter sus narices¡, había también en el patio un árbol grande que soltaba muchas hojas y basuritas, que mi papa y mi hermano barrían los fines de semana y juntaban luego, en una carretilla las llevaban al fondo del patio y las quemaban, en esa época todavía no había contingencias ni “hoy no circula”.

Pues una noche paso que mi papá y mi mamá salieron, mi hermano y yo nos quedamos viendo tele, mis hermanas pequeñas ya se habían dormido, en eso ¡¡que se va la luz¡¡ y mi hermano muy valiente se asoma y me dice –solo fue aquí , lo más seguro es que sea un fusible, pero ahorita lo cambio, (yo pensé que un escuincle baboso, de solo 15 años, no tenía ni idea de cambiar fusibles ni de ninguna otra cosa y que se iba a electrocutar) El se fue rumbo a la guarida.

Cuando llego a la puerta para salir al patio lo escuche que me llamaba quedito, pero desesperado y fui a ver que le pasaba al tarolas, el patio estaba oscuro, –¿Qué paso inútil? Le pregunte (todos estos bellos adjetivos los utilizaba para demostrarle mi cariño), el me tomo la mano fuerte y me dijo –¡¡Mira ese perro¡¡, y en efecto casi en la entrada de la guarida, como a 5 o 6 metros de nosotros, estaba un gran perro negro, tan alto como un rottweiler y ancho como los pit bull, con el lomo erizado, lo que más miedo daba era que estaba totalmente inmóvil y nos miraba fijamente, cerramos la puerta muertos de miedo, de cuando en cuando nos asomábamos por la ventana y ahí seguía mirándonos inmóvil.

Mi hermano que a pesar de ser mayor que yo seguía siendo un “escuincle sopla mocos” insistía en que era un demonio y yo que a mis 13 ya era toda una dama insistía en que era un perro que en un descuido se había metido a la casa, el misterio era ¿por qué no se movía? Parecía una estatua feroz con los ojos brillantes, ¿y si llegaban mis papas y los atacaba? ¿si realmente era un demonio y nos llevaba al infierno? . La verdad era que estábamos muy, muy asustados, a mi me empezaba a doler el estomago, y tenía ganas de llorar. Dany agarro una bota de esas que tienen casquillo en la punta abrió la puerta y se la aventó al perrodemoniaco el casquillo sonó “clanc” como un metal pegando con otro metal, pero el perro no se movió ni un milímetro, ya envalentonado se acerco un poco y le aventó una cubeta que había en el patio, se acerco un poco más y se empezó a reír como loco, yo pensé que el perrodemonio ya lo había poseído y le grite desde la puerta –¿Qué paso, de que te ríes idiotaaaaaa?, — ven y veras jajajajaja me dijo, –no voy, mejor metete, le dije asustada, pero el muy animal fue por mi me agarro de la mano y me arrastro cerca del cada vez más aterrador perro, para estas alturas ya estaba yo gritando, hasta de groserías le dije a las dos bestias (el perro y mi hermano) y..............… fue cuando me di cuenta y también me dio mucha risa.

El perro grande y ancho era la carretilla, su lomo erizado eran las hojas del árbol, y sus ojos eran el reflejo de alguna luz de afuera, y fijándose bien y sin miedo ni siquiera brillaban tanto, Dany sin dejar de reírse fue a la guarida, busco los fusibles y los cambio. También su estatus de hermano babas cambio y se convirtió en mi héroe, pero no se lo dije, lo seguí tratando de inútil y descerebrado, porque a esa edad así debe de ser, y desde entonces me ha seguido dando motivos para admirarlo cada vez más.

1 comentario:

  1. Que bella anecdota! apuesto a que tu brother estaba zurrado de miedo pero a esa edad uno debe de aparentar ser valiente manque mojemos los pantalones jajajaja excelente post como todo lo que tu escribes Alitz ;)

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